De todas las grasas alimentarias, el aceite de oliva es sin duda la que mayores beneficios proporciona para la salud. ¿El motivo? Se trata del zumo natural de las aceitunas, algo que lo distingue por completo de otros productos vegetales que solo son comestibles a través de procesos químicos. Su sabor es irresistible en el paladar, suave o intenso dependiendo de la variedad que elijas. Para realzar el sabor de tus platos y disfrutar de lo bueno de la vida. Por todo ello, en la entrada de hoy vamos a hablar de los distintos usos que el aceite de oliva tiene en la cocina.
¿Crudo o frito?
El aceite de oliva es la grasa vegetal más estable que existe y no provoca reacciones tóxicas cuando se somete a cualquier proceso de cocción. Esto es algo que mejora en gran medida las propiedades nutricionales de los alimentos, impidiendo que absorban matices extraños que cambien su sabor. Por esta razón, es el más recomendable para preparar fritos, salteados, asados y otras elaboraciones que requieran altas temperaturas.
Cuando se trata de aceites de oliva de calidad excepcional, como es el caso del virgen extra, lo normal es consumirlo en crudo. De esta forma, conservará intacto sus propiedades y beneficios para la salud. No obstante, estos aceites gourmet también se puede usar en frituras y multitud de técnicas culinarias, siendo muy apreciados por los chefs en todos los puntos del planeta.
Aliño
El aceite de oliva es el más sano y delicioso de los aliños que puedes encontrar. Va genial en ensaladas y todo tipo de platos fríos que normalmente están preparados con alimentos en crudo. Si además añadimos un poco de zumo de limón, unas gotitas de sal y lo mezclamos hasta su emulsión, podremos conseguir un sabor que combina a la perfección con carnes y pescados. También puedes usar vinagre de vino o de Módena, agregar un poco de ajo machacado o perejil picado. En cualquier caso, el resultado excepcional, rápido y apto para todo tipo de dietas de adelgazamiento. ¡Para que luego digan que comer sano es aburrido!
Salsas y cremas
Muchas salsas y cremas tienen al aceite de oliva como uno de sus ingredientes básicos, siendo quizás la más famosa de todas la mayonesa, aunque también está riquísima su variante con ajo conocida como alioli o ajonesa. Este producto es indispensable para hacer bacalao al pilpil o preparar un refrescante salmorejo cuando llegan los meses de calor, por poner otros ejemplos.
Adobo
Dejar los alimentos macerando durante un tiempo cambiará por completo su sabor y textura, algo que es muy recomendable sobre todo si se trata de pescados o carnes algo insípidas. Es una técnica culinaria muy sencilla, solo hay que echar los ingredientes en un bol, regarlos con el adobo y dejarlo en la nevera durante unas horas o toda la noche. Cuanto más tiempo, mejor lo absorberá.
El aceite de oliva es perfecto para esta tarea, mezclado con vinagre, vino blanco, cebolla, ajo o especias como el orégano, laurel, pimienta, comino o tomillo. Aunque la variedad de ingredientes es prácticamente infinita, por norma general se suele utilizar adobos más suaves en el pescado que en la carne. ¡Tenlo en cuenta!
Salteados
Saltear los alimentos para que se hagan rápidamente y adquieran ese atractivo color dorado es una opción muy rica y saludable. No hace falta usar demasiado aceite de oliva y como apenas están unos minutos en la sartén, mantienen todos sus jugos y sabor intactos. Por ello, es muy recomendable para dietas equilibradas y de adelgazamiento. Por ejemplo unas verduras salteadas sabrán mejor que sus equivalentes hervidas.
Rehogados
También podemos rehogar nuestros platos con aceite de oliva, con el fuego al mínimo y sin usar agua. Es necesario tapar la sartén u olla para que la cocción se lleve a cabo lentamente. Esta técnica es ideal para ablandar alimentos duros o cambiar las texturas a nuestra conveniencia, sin renunciar al sabor de los mismos o sus propiedades nutricionales.
Confitados
Un proceso aún más lento que el anterior y que se basa en cocer a temperatura muy baja los alimentos introducidos en aceite de oliva. Como resultado, perderán parte de su sabor, pero a cambio conseguiremos una textura mucho más suave y gelatinosa. Si además usamos vinagre, pimentón y agua, entonces podríamos preparar escabeches para realizar unas conservas de mejillones caseras.
Conservar los alimentos
Y ya que hablamos de conservas, el aceite de oliva es una gran opción para conservar y enriquecer todo tipo de recetas, añadiendo quizás algunas especias de nuestra predilección. Existen multitud de opciones, pero las más habituales suelen ser los quesos, las anchoas, el pulpo o algunas carnes como el lomo de cerdo.
¡No te cortes y experimenta!
Existen muchas formas de disfrutar del aceite de oliva, así que no tengas miedo a experimentar y conseguir nuevos matices de sabor y aroma para tus recetas. Es capaz de potenciar el sabor de cualquier alimento y solo con pan tostado ya es una delicia. Los más tradicionales incluso restriegan un trocito de ajo, para conseguir un resultado mucho más intenso.
¿Hart@ de que la pasta se quede pegada? Riégala con unas gotas de aceite de oliva y quedará totalmente suelta. Si quieres hacer una barbacoa, unta la carne mientras se hace para que quede mucho más dorada y ayude a conservar sus jugos naturales. Y si aliñas ensaladas, acuérdate de usarlo en último lugar tras el vinagre, el limón o la sal, ya que de esta forma el aliño se adherirá mejor. ¡Buen provecho!