Historia de nuestro olivos
Inmóviles ante el paso del tiempo, guardianes silenciosos de la historia del hombre, testigos involuntarios de ritos y costumbre, protagonistas de leyendas imaginarias, procuradores fieles de alimento. Olivos que hoy en día consideramos la obra maestra del paso del tiempo; observados como si de un monumento se tratara y respetados por lo que evocan sus rugosos y deformes troncos; esculpidos por años de permanente majestuosidad en nuestros campos. Cuando se observan, las emociones afloran. Cuanta información guardan bajo sus robustas ramas, cuantos secretos, cuanta vida siendo testigos incansables de la vida del hombre. Catedrales de madera que se alzan majestuosas enorgullecidas de sus hojas verde plata y sus gárgolas de oliva.
Nuestros olivos
Aunque es principalmente en el Mediterráneo donde podemos localizar la mayoría de estos solemnes árboles, están repartidos por las diversas zonas del mundo donde se ha cultivado el olivo de forma tradicional, como parte del modo de supervivencia de los pueblos.
Para hacer un pequeño reconocimiento de la veneración que los olivos ancestrales se merecen, vamos a exponer algunos de los ejemplos más significativos por poseer atributos especiales que los diferencian del resto.